23 de abril de 2017

Cómo planificar tu estudio sin morir en el intento

¡Feliz día del libro, equipo!
Sé que hoy no toca escribir para nuestra sección "psiqueteca" (para eso tenemos que esperar al próximo viernes) pero, como buena amante de la lectura que soy, no podía pasar esta publicación sin alentaros a celebrar el día de hoy leyendo y disfrutando de vuestro lado más imaginativo y viajero (¿quién dijo que no se puede volar a otro lugar, sin necesidad de sacar billetes de avión, desde el sofá de casa?).
Si queréis ver cómo voy a celebrar este día, no os perdáis las publicaciones que iré haciendo hoy en el perfil @túpsiquepuedes de las distintas redes sociales.

Adentrándonos ya en el tema del que hoy vengo a hablaros, dedicado de forma especial a valientes que de libros saben un rato, me gustaría comenzar recordando que soy una quisquillosa del orden, la planificación y el cuidado del detalle elevado a su máxima expresión...venga, va, tal vez no tanto...¡pero casi! (si aún no lo habéis hecho, podéis conocerme un poco más y ponerme cara en la pestaña "Sobre mí").
Pues bien, debido a lo anterior, reconozco que todos los domingos dedico un par de horas a organizar la semana que dará comienzo a la siguiente mañana. No me resulta tarea pesada, más bien todo lo contrario...me encanta saber que llegaré a casa del trabajo y tendré mi comida favorita para almorzar, tiempo extra para desconectar en el gimnasio, que no habrán sorpresas e imprevistos de gravedad al siguiente día en el trabajo...además, esta planificación de los aspectos formales de mi día a día, me permite improvisar ese lado más aventurero y humano que también adoro (cafés con buenos amigos, escapadas a la playa, lecturas y pintura al atardecer, baños relajantes, deporte al aire libre...en definitiva, ese lado de la vida que es mejor no planear).

Cuando estudiaba la oposición PIR, este hábito me permitía avanzar con paso firme hacia mis objetivos semanales y, por tanto, hacia la meta final de bordar el examen allá por finales de enero o principios de febrero.
Durante mis años de estudiante (que, aunque trabaje, ahí sigo...recordad eso de que el saber no ocupa lugar y hay que mantenerse actualizados) mis métodos de planificación han ido variando según mis necesidades y responsabilidades, pero también lo han hecho conmigo...¿qué quiero decir? muy sencillo: conocerme bien (teniendo en cuenta mis debilidades y fortalezas...hazte un DAFO si aún no eres consciente de ellas) ha provocado que ya no me fije metas y tareas inalcanzables. Hoy prima la realidad, mi exigencia se adapta a mis capacidades, y mis niveles de rendimiento son más elevados, pues la motivación también lo es.

Dicho esto...¿quieres saber qué cosas hago para organizarme y no morir en el intento? Sí ¿verdad? entonces sigue leyendo, que te lo cuento.

1. La planificación es un hábito: comer equilibrado es un hábito, hacer deporte es un hábito, la planificación también es un hábito...y ¿qué pasa con los hábitos? que deben ser entrenados para que puedan automatizarse con vista a que sean efectivos a largo plazo.  Es decir, puede que la primera semana que te sientes a organizar tu estudio (que no es lo mismo que apuntar cuatro cosas en tu agenda, que después no sueles hacer, para que sus páginas no se vean tan vacías) te agobies, sientas que estás perdiendo el tiempo...¡nada más lejos! saber a qué te enfrentarás la siguiente semana hará que la gestión del tiempo sea mucho más efectiva y avances con más seguridad en el estudio.

2. Establece objetivos semanales o quincenales: Cuando estudiaba el PIR, cada semana me marcaba unos objetivos concretos. Estos eran relativamente más llevaderos las semanas que no acabarían en simulacros y se apretaban un poco más cuando sabía que el sábado había "examen".
Por ejemplo, justo antes de un simulacro, mi objetivo de la semana podía ser centrarme en conocer todos los trucos y esquemas relacionados con las asignaturas estudiadas hasta el momento. En cambio, las semanas que no teníamos este tipo de pruebas me proponía "X temas" (teniendo en cuenta la vuelta en la que me encontraba: lectura y subrayado, estudio de ideas principales, ideas secundarias o menos relevantes, elaboración de esquemas y trucos, repaso, ampliación con manuales complementarios) de "X asignaturas".
¡IMPORTANTE! Los objetivos deben adaptarse a ti...aunque la academia te proporcione unos esquemas generales sobre los que organizar tu tiempo de estudio, ellos no te conocen tan bien como tú mismo. Estos objetivos deben ser realistas y proporcionarte (una vez alcanzados) la visión de que estás avanzando hacia tu meta final (el examen que podrá lanzarte de forma directa a una de las disputadas plazas). 

3. Firma un compromiso con el objetivo marcado para la semana: Mi forma de comprometerme con lo establecido, en primer lugar, era creyendo fehacientemente en mi capacidad de conseguirlo. Por ello os comenté con anterioridad que mis objetivos pasaron de ser prácticamente imposibles, inicialmente, a retadores pero adaptados a mis posibilidades con el paso del  tiempo. La planificación es una prueba más del tipo "Ensayo y error" a la que debemos enfrentarnos...ir probando nuestros límites y poniendo a examen nuestras posibilidades será lo que determine que vayas ajustando tu planning. No elabores un cuadrante en el que te muevas como pez en el agua (estás estudiando una oposición, nadie dijo que fuera fácil y no queremos que te muevas en el confort absoluto), pero tampoco te desafíes de forma inhumana...no alcanzar tus objetivos solo hará que te frustres y quieras tirar la toalla.
La segunda manera de comprometerme, o más bien de recordarme para lo que me levantaba cada mañana de esa semana, era poniendo un cartel en la puerta de la nevera. Así, como quien cuelga su menú semanal. 
Seamos sinceros...¿cuál es la segunda puerta de la casa que más abre un estudiante, aparte de la del opozulo? ¡Exacto! cada vez que te levantes a estirar las piernas o vayas a comprobar lo que hay dentro del frigorífico por decimocuarta vez en el día (con la esperanza de que algún ente sobrenatural haya depositado, de forma mágica, algo apetecible en los últimos 47 minutos que llevas sin mirar) visualizarás tu meta y,de forma casi automática, meditarás acerca de si estás acercándote, o no, a lo previsto.

4. Ten en cuenta el resto de actividades o responsabilidades que no tengan que ver con tu estudio, pero que debas hacer: Aunque la oposición te exija jornadas completas y horas extra, siempre habrán cosas que debas hacer aparte, más si además de estudiar trabajas y, para más INRI, vives sola y tienes que estar pendiente de la cocina, limpieza...porque comer, hay que comer...y contar con ropa limpia también (especialmente pijamas y ropa deportiva gastada: uniforme oficial del buen opositor). ¿Hace falta repetir que tus objetivos deben adaptarse a ti, más que tú a los objetivos de forma sobrehumana?

5. Apóyate en agendas, cuadrantes y otros medios para ir viendo tus progresos y no olvidar los pasos que debes ir dando hacia tu fin...así como citas en el fisioterapeuta, tutorías, café y risoterapia con tu mejor amiga...en definitiva, tareas fijas e inamovibles de todo opositor que se precie.
Uno de mis cuadrantes favoritos, que también pegaba en la nevera e iba rellenando al final de cada día para hacer toma de conciencia de lo avanzado durante la jornada, era (y es, pues lo sigo empleando para otros fines) uno similar al que os pongo en la imagen:
Evidentemente, ni está todo lo que es, ni es todo lo que está. Por falta de espacio me he visto obligada a resumir (por ejemplo, en lugar de ponerlos del 23 al 28, yo empleaba una columna para cada uno de los temas). Sea como sea, lo importante es terminar el día e ir tachando lo que se va haciendo ¿no creéis que es una manera estupenda de ir viendo cómo avanzamos en nuestro estudio?

6. Tu cuerpo emite señales, escúchalas: Estudiar una oposición es increíblemente duro, de hecho, nunca pensaste que lo fuera tanto. Habrán días en los que te sientas capaz de todo y otros en los que lo único que te apetezca será dormir y dar a tu cerebro el descanso que a veces te pide a gritos...estos días, aprovéchalos para hacer deporte, vida social, para planificarte como hoy venimos hablando. 
El descanso activo y la organización harán que "pierdas" un día de estudio, pero la reposición de tus reservas de energía va a favorecer que rindas mucho más en las próximas jornadas.

Ahora...toma aire, disfruta del domingo, descansa, busca algún momento de risas con amigos o
familiares, intenta dejar de pensar en todo lo que tienes que hacer mañana y, a final de la tarde, aprovecha para organizar la semana. Levantarte mañana sabiendo lo que vas a hacer será, junto a tu voluntad, lo que hará que enfrentes el lunes con ganas de demostrarte lo bien que sabes hacerlo.
¡Adelante Psiqueopositores! Demostrad de qué pasta estáis hechos ;)

¡Hasta el jueves, equipo!

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