2 de marzo de 2017

Ensayo y error ¡La sal de la vida!

¿Sabes cómo los cocineros reconocen cuándo una de sus preparaciones está lista? con la boca...la prueban y tratan de adivinar si algo falla.
¿Sal, alguna otra especia, mayor tiempo de cocción, reducción del vino, el espesor de las salsas...? analizan los elementos de la cacerola, una y otra vez, hasta que su paladar les da el OK.
Si es necesario probarlo diez veces hasta dar con la tecla, no hay problema. Aunque hay ocasiones en que a la primera ya consideran que un plato está en su punto, estas suelen ser las mínimas, especialmente para los paladares más exigentes, para los cocineros (profesionales o amateur) y grandes chefs que buscan rozar la perfección. Probablemente a ti te ocurre lo mismo cuando buscas trabajo o entregas un informe en la oficina...no te conformas con cualquier cosa ¿verdad?

Me gusta cocinar, encuentro relajación e inspiración a partes iguales mientras lo hago...eso sí, que no entre nadie en la cocina a molestarme, o me pongo al borde del ataque de nervios. Considero que la cocina es una de las actividades que más contribuyen al desarrollo de la creatividad. Soy comprensiva, hasta cierto punto, de la competitividad que mantienen algunos chefs por pretender ser los más innovadores, dar con esa mezcla de sabores que provoque una agradable explosión en la boca de quienes degustan sus creaciones.
La cocina es arte, ha unido parejas, creado lazos indestructibles, consolidado grandes negocios...incluso me atrevería a ir más lejos, pues ha logrado que a través del gusto y el olfato personas con demencia hayan evocado recuerdos que se creían borrados, cuando solo estaban apagados pidiendo a gritos algún estímulo que los encendiera.
Mi padre cocinero, mi madre confitera...desde que tengo uso de razón con las manos en la masa, en el continuo agridulce de las contradicciones del destino. La sal que escuece, el azúcar que alivia. El error, el ensayo...el ensayo, el error: EL APRENDIZAJE. 

Abrir la boca, cerrar los ojos, oler, saborear, percibir los contrastes, analizar qué pequeños matices faltan para que un plato pase de "estar bueno" a ser "la estrella de la carta".
Sentarse, abrir la agenda, ver qué cosas se han cumplido y cuáles se han dejado para mañana (pero han ido pasando días y, finalmente, permanecen aparcadas), hacer cambios en el plan de acción para que pase de ser "imposible" a "realista y alcanzable".
¿Lo ves? no es tanta la diferencia entre la cocina y los objetivos que normalmente nos marcamos.

Buscar trabajo, estudiar una oposición, combinar empleo y máster, destacar en una entrevista para ser la persona elegida, diseñar un fantástico producto para tu negocio, redactar un best seller...hagas lo que hagas, te dediques a lo que te dediques, no busques la fórmula mágica mediante la que hacer las cosas más geniales a la primera. La vida gira alrededor de un continuo aprendizaje tipo ENSAYO y ERROR. La experiencia es un grado ¡cuántas veces habrás oído esto a tu mayores y cuánta es la razón que llevan! admite que pocas, poquísimas cosas, se te darán de 10 al primer intento.

Últimamente, en el amplio mundo de las redes sociales, son muchos los que tratan de vendernos POSITIVIDAD de forma única y exclusiva. Aunque quiero hacer constar que yo soy de las primeras que abogan por repartir buenas dosis de motivación, buen rollo y optimismo, no está en mi forma de hacer las cosas esa pretensión de echar a un lado la REALIDAD a favor del actual "Movimiento Wonderful", según yo misma lo he bautizado. 
Es este el motivo de que precisamente hoy me haya decantado por hablaros de la importancia de equivocarse, de errar, para ensayar esta obra de teatro que es la vida. Las caídas nos ayudan a entender la realidad. Sé que esta última a veces duele ¡y mucho! Por ello, no soy partidaria de que los adolescentes (y los que no lo son tanto) se desarrollen pensando que todo es "Wonderful", pues después la realidad hace su estelar aparición, y ante esto solo hay dos opciones, adaptarse a la misma, de modo que se aprenda la lección...o rendirse.

Si el plato está soso, rectifica y añádele condimentos que potencien su sabor y aromas. Si está demasiado salado puedes probar añadiendo agua...aunque siempre será mejor no pasarse para luego poder arreglarlo...pues no es lo mismo "escribir" que "borrar" (siempre queda marca).
No tengas prisa y pon pasión en lo que haces, comprendiendo que las mejores exquisiteces se cocinan a fuego lento, pasito a paso, con buena letra...
Haz uso de la paciencia, hornea tu futuro...aprende de tus errores y conviértelos en lecciones aprendidas. Si la última vez el pastel se quemó a 200º, apuesto a que ahora lo harás a 180º ¿o me equivoco?
No desesperes, recuerda que TÚ PSIQUE PUEDES saborear tus metas. Solo céntrate en degustar cada instante y en construir con base firme tu vida, a pesar de que a veces todo parezca venir escrito con renglones torcidos, o cocinado con demasiada sal.

¡Buenas noches, equipo! estoy encantada de pasar con vosotros un jueves más :)

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