19 de enero de 2017

Los conformistas sociales de Asch ¿eres tú uno de ellos?

¿Y si Manolita te dice que te tires por un puente también lo haces?

De forma muy probable habrás escuchado esta pregunta por boca de tu madre una y mil veces. Puede que dada tu edad no suceda con la misma frecuencia que antes. De hecho, casi con toda seguridad, hace años que no se lo escuchas e incluso puede que en este preciso instante te haya invadido cierta nostalgia.
Los motivos por los que has dejado de oír esto pueden ser muy variados pero, en mi caso y casi me atrevo a decir que en el vuestro, se debe principalmente a que hoy día no suelo atribuir mis errores a personas externas. Ahora, si suspendo un examen o hago determinadas cosas de forma impulsiva no se me ocurre responder como cuando me encontraba en ese rango de edad que va de los 12 a los 18 (y me quedo corta): "¡pero si suspendió toda la clase!" o "¡todos lo hicieron y sus madres no se enfadan!". Qué ilusa...¡todas las madres se enfadaban!.

Parece ser que todos íbamos en la misma dirección: madres, hijos, alumnos e incluso los profesores que según nosotros eran unos $%&*" injustos y amargados. 
Si decías lo contrario eras la rara o el empollón, por tanto las opiniones propias quedaban guardadas en el cajón de la mesita de noche junto con la Ragazza y un Walkman con un cassette de Christina Aguilera. Entonces, la aceptación del grupo nos importaba de forma exagerada.

¿Creéis que me equivoco si os digo que lo que os  he contado es totalmente adaptativo?
Hay determinadas situaciones que se repiten en cada uno de nosotros en momentos concretos de nuestro ciclo vital. Si bien en el periodo que abarca la adolescencia somos más vulnerables ante la presión grupal debido a la necesidad de aceptación que anteriormente mencioné, aún en tu etapa adulta, y muy probablemente hasta que tus días por estos lares terminen, te sentirás impulsado a responder/actuar de una u otra forma según el contexto en que te encuentres y las personas que te rodeen.

Fue entre 1951 y 1955 cuando Solomon Asch (psicólogo social) llevó a cabo diferentes experimentos que aportaron relevantes datos sobre la conformidad, donde se demostró que la presión social sobre las personas puede inducirlas al error de forma voluntaria.
Básicamente se pedía a una serie de sujetos (siendo uno de ellos la persona cuyas reacciones quedaban bajo estudio y el resto cómplices del investigador) que mencionaran cuál de los palillos de la TARJETA B era igual al palillo de referencia que se mostraba en la TARJETA A. 
Para que os centréis y vayáis captando la idea, mejor os lo enseño:




A los participantes se les informaba de que se les realizaría una prueba de visión, sin saber la persona objeto de estudio que lo que realmente se observaría sería su reacción ante el comportamiento del resto de miembros del grupo (que, os recuerdo, sí sabían de qué iba la historia).
Ahora pensaréis, es lógico Marta, todas las veces que se repitió el experimento las personas bajo observación respondieron que el palillo "C" era igual al del modelo de la TARJETA A.
Estoy de acuerdo con vosotros en que esa es la respuesta correcta y la que todos o la mayoría de nosotros habría respondido. Ahora bien...
¿IMAGINAS QUÉ PASARÍA SI, ANTES DE TI, ALREDEDOR DE NUEVE PERSONAS HUBIERAN DICHO QUE LA OPCIÓN ACERTADA ES LA "B" SIN DUDAR NI UN SOLO SEGUNDO Y EN MÚLTIPLES OCASIONES?
A la primera, la persona solía responder que la opción correcta era la C. Sin embargo, a medida que el grupo se reafirmaba en su opinión, la idea inicial de quien se encontraba bajo observación iba alterándose hasta que varias veces daba la misma respuesta que el resto de compañeros. De esta forma, cerca del 40% de los 123 participantes con los que se llevó a cabo el estudio cedieron a la presión del grupo, respondiendo la opción incorrecta, aún cuando en los primeros momentos pensaron lo contrario.

Como ya dije, es adaptativo. Ansiamos encajar en el grupo con el que nos sentimos identificados, buscamos la aceptación del resto, pero...¿qué pasa si siempre lo hacemos y fallamos al dar  la respuesta? Y, no solo a eso, sino a nuestros principios.

Te preguntarás a qué viene lo que hoy te cuento y qué tendrá que ver con la búsqueda de empleo u otros temas a los que os tengo acostumbrados.
Es sencillo, imagina que eres dueño de una importante organización y has decidido contratar a una persona experta en negociación que colabore contigo durante el proceso de internacionalización de tu empresa. Sé sincero ¿apuestas por quien se mantenga firme, aunque de forma dinámica y mediadora, en sus decisiones? ¿lo haces por aquellas personas que siguen al resto del rebaño?
Para según qué puestos, nos encajarán mejor unos u otros perfiles (como repito hasta la saciedad, no hay candidatos malos, sino puestos y personas que no encajan). Entenderás que para llevar a cabo negociaciones no nos conviene que la persona se aleje demasiado del objetivo inicial. por tanto, en esta ocasión me decantaría por seleccionar a quien se mantenga firme en sus ideas. 

Crea y trabaja cada día tu marca personal, no te conformes con lo que el resto decida qué es lo correcto si realmente estás seguro de que eres tú quien conoce las claves y las respuestas acertadas. Busca la forma de encajar y complementar dentro de un sistema en el que las piezas iguales se pisan unas a otras, mientras las que son diferentes llegan a entendimientos y sacan el máximo partido acerca de lo que pueden hacer si actúan de forma conjunta.Cree en ti mismo, en tus conocimientos, en lo que ven tus ojos...confía en que sabes, quieres y puedes. Trabaja en pro de demostrar al mundo, a los de tu sector, quién eres (con tus singularidades)...pero no lo hagas a costa de los demás, sino con ellos. LA UNIÓN HACE LA FUERZA.
Antes de despedirme hasta la semana que viene, he de reconocer lo graciosos que resultamos cuando no tenemos ni idea de que estamos nadando en la misma dirección que el resto.
Os muestro un peculiar estudio probablemente inspirado en los experimentos de Asch ¡Que os divirtáis!


Recuerda cada día, por muy difíciles que se pongan las cosas, que TÚ PSIQUE PUEDES.
¡Hasta el próximo jueves, equipo!

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